ESPECIALIDAD: COMPETENCIAS DOCENTES PARA LA EDUCACIÓN MEDIA SUPERIOR

TÍTULO: MI CONFRONTACIÓN CON LA DOCENCIA

Prof. Vanessa Cossio Lora

 

 

Mi confrontación con la docencia

 

   Debo iniciar mencionando que todo docente que ha elegido libremente o las circunstancias lo han llevado a esta práctica, debe tener como eje de su acción la responsabilidad, el compromiso y la reflexión. La presente narración es parte de una introspección, sobre mi enfrentamiento con la docencia: ¿Cómo llegué a ella?, ¿Cómo me ha ido? y ¿Qué espero? Esta narración, es parte de una reflexión realizada en el propedéutico de la especialidad en competencias docentes, impartida por la UPN.

   Soy profesora en el Colegio de Bachilleres, plantel 2 Cien Metros ubicado en la delegación Gustavo A. Madero, D.F.  Estudié Filosofía y jamás pensé en ser docente. Llegué a la docencia por una compañera de la carrera quien  me envío la convocatoria del Colegio de Bachilleres, participé y a los 3 meses me  llamaron para cubrir 4 horas. Así inicio mi aventura en la docencia, a partir de aquí he tenido vivencias en diferentes escuelas, todas en el nivel medio superior.

   Probablemente, como a muchos compañeros con los que comparto cotidianamente esta loable labor de la docencia, nunca imaginamos ser docentes y no lo considerábamos porque reconocíamos en nuestros maestros la responsabilidad que implica dicha práctica. Sin embargo, me siento feliz de serlo,  es difícil por las piedras con las que nos encontramos a diario. Pero hoy que tuve mi primer junta con los chicos de primer semestre, sé que vale la pena continuar a pesar de los obstáculos; porque nuestro fin primario es formar en conocimientos y habilidades  a los alumnos; pero lo  más importante  es formar seres humanos y ciudadanos comprometidos, responsables y libres, capaces de reconocer a los demás seres humanos como parte integral de su desarrollo y de su existencia.

   Ser docente en la educación media superior, es innegablemente uno de los asuntos más difíciles que podemos enfrentar dentro de la labor docente, porque los alumnos se enfrentan a nuevas  vivencias, el momento histórico que les toca vivir, cambios biológicos, etc., y a nuestras propias limitaciones psicopedagógicas. Justo aquí se confronta mi formación profesional con mi práctica docente, con su dificultad y compromiso que representa.  En el camino he ido aprendiendo nuevas enseñanzas, voy a cursos de formación, leo sobre la docencia, aprendo de la experiencia de otros y desde luego, una formación y reflexión constante sobre mi práctica. Me siento muy contenta y plena de estar en la docencia y hoy que apenas llevo 6 años, me siento muy satisfecha de que algunos de mis alumnos han elegido estudiar filosofía.  Situaciones como estas me motivan en demasía.

   Aunque, también muchos factores me desmotivan, como es el que una gran mayoría de los alumnos consideran que la filosofía no sirve de nada; así como el poco reconocimiento que se le da institucional y socialmente. La carencia de un acervo amplio dentro de nuestras bibliotecas, el ambiente socio-histórico en que nos desarrollamos, etc.

   Pero para tratar de abatir estas situaciones, como parte de mi práctica docente, siempre procuro que los temas a revisar se relacionen con su vida cotidiana y con la historia, porque  considero que los alumnos pueden ofrecer una visión innovadora y diferente de los temas vistos en mis asignaturas. Retomo sus conocimientos previos y los invito a participar en la clase.  Desde luego, que no con todos los grupos se puede trabajar de la misma manera, por ello con algunos se deben modificar las estrategias de trabajo. Mis sesiones comienzan con una apertura, la cual parte con una retroalimentación de la sesión anterior detonada por los alumnos. Continúo con el desarrollo, donde generalmente hago una pequeña clase magistral para comenzar a analizar el contenido deseado, dirijo una lectura comentada, tratando de identificar las ideas centrales de cada párrafo y solicito la evidencia con la que evalúo sus aprendizajes significativos. En la parte del cierre, superviso una lluvia de ideas o alguna actividad lúdica para consolidar sus aprendizajes. Muchas de las sesiones que necesito para revisar cada contenido, constan de 2 sesiones por lo general, aunque puede utilizarse una hora más.   

   Al leer la conferencia de Esteve y las aportaciones de mis compañeros, me pude percatar que todos compartimos las vivencias de la práctica docente; y que finalmente día a día se va aprendiendo a ser un profesor, donde el camino que se va recorriendo es difícil y agradable o martirizador.

   Un punto a resaltar dentro de la lectura de Esteve, es el de la duda, la sorpresa y la curiosidad, como elementos que un docente debe procurar no olvidar, ya que al generarla en el mismo, la podrá transmitirá sus alumnos y así, evitar la monotonía a la que la cotidianidad nos suele llevar. Esta parte de la lectura me encanto, ya que dentro de la filosofía la duda y sorpresa son parte de aquellos que se quieran iniciar en la filosofía, en la docencia debemos de ser como niños: mirar a nuestros alumnos sin prejuicios y con la completa disponibilidad de fomentar en ellos una mejor calidad de vida, no solo en lo económico sino también en lo humano y en su práctica ciudadana.

   El inicio, ese primer día en el aula, como menciona el autor llegué con la idea de hacer y actuar como mi mejor maestro, ¡sorpresa! la situación es totalmente otra: tenía que formar mi propia identidad docente, iniciar desde mis propias carencias e incertidumbre.